Restauración del paisaje forestal

La restauración del paisaje forestal (RPF) es el proceso continuo de recuperación de la funcionalidad ecológica y de mejora del bienestar humano en paisajes forestales deforestados o degradados. La RPF es algo más que plantar árboles: se trata de restaurar todo un paisaje para satisfacer las necesidades presentes y futuras y ofrecer múltiples beneficios y usos del suelo a lo largo del tiempo.
 

La restauración del paisaje forestal se manifiesta a través de diferentes procesos como: nuevas plantaciones de árboles, regeneración natural gestionada, agrosilvicultura o mejora de la gestión de la tierra para dar cabida a un mosaico de usos del suelo, incluyendo la agricultura, las reservas de fauna protegidas, las plantaciones gestionadas, las plantaciones de ribera y otros.

Según una evaluación global del potencial de restauración, hay más de dos mil millones de hectáreas de tierras deforestadas y degradadas en todo el mundo en las que se puede realizar algún tipo de intervención de restauración. La restauración de bosques y paisajes forestales es un paso importante para recuperar la salud y funcionalidad de estos ecosistemas.

La UICN colabora con los socios de la restauración del paisaje forestal para reunir conocimientos, desarrollar y aplicar herramientas, y crear capacidades, al tiempo que apoya a los responsables políticos, los profesionales, los investigadores y los propietarios de tierras de todo el mundo. La UICN y el WRI también han desarrollado una Evaluación de la Metodología de las Oportunidades de Restauración (ROAM, por sus siglas en inglés) de probada eficacia, con pasos prácticos para que diversos interesados puedan restaurar paisajes a cualquier escala.

El éxito de la restauración del paisaje forestal está orientado hacia el futuro y es dinámico, ya que se centra en el fortalecimiento de la resiliencia de los paisajes y la creación de opciones futuras para ajustar y optimizar aún más los bienes y servicios de los ecosistemas a medida que cambian las necesidades de la sociedad o surgen nuevos desafíos. Integra una serie de principios rectores, entre ellos

Enfoque en los paisajes: la RPF tiene lugar dentro y a través de paisajes enteros, no de sitios individuales, que representan mosaicos de usos y prácticas de gestión de la tierra que interactúan bajo diversos sistemas de tenencia y gobernanza. Es a esta escala donde se pueden equilibrar las prioridades ecológicas, sociales y económicas.

Mantener y mejorar los ecosistemas naturales dentro de los paisajes: la RPF no conduce a la conversión o destrucción de los bosques naturales u otros ecosistemas. Mejora la conservación, la recuperación y la gestión sostenible de los bosques y otros ecosistemas. 

Involucrar a las partes interesadas y apoyar la gobernanza participatival: la RPF involucra activamente a las partes interesadas a diferentes escalas, incluidos los grupos vulnerables, en la planificación y toma de decisiones sobre el uso de la tierra, los objetivos y estrategias de restauración, los métodos de implementación, la distribución de beneficios, el monitoreo y los procesos de revisión.

Adaptación al contexto local utilizando una variedad de enfoques: la RPF utiliza una variedad de enfoques que se adaptan a los valores sociales, culturales, económicos y ecológicos locales, a las necesidades y a la historia del paisaje. Se basa en los últimos avances científicos y en las mejores prácticas, así como en los conocimientos tradicionales e indígenas, y aplica esa información en el contexto de las capacidades locales y de las estructuras de gobernanza existentes o nuevas.

Restaurar múltiples funciones para obtener múltiples beneficios: las intervenciones de RPF tienen como objetivo restaurar múltiples funciones ecológicas, sociales y económicas en un paisaje y generar una serie de bienes y servicios ecosistémicos que beneficien a múltiples grupos de interesados.

Gestionar de forma adaptativa para lograr una resiliencia a largo plazo: la RPF busca mejorar la resiliencia del paisaje y de sus actores a medio y largo plazo. Los enfoques de restauración deberían mejorar la diversidad genética y de especies y ajustarse a lo largo del tiempo para reflejar los cambios en el clima y otras condiciones ambientales, los conocimientos, las capacidades, las necesidades de los interesados y los valores sociales. A medida que avanza la restauración, la información procedente de las actividades de seguimiento, la investigación y las orientaciones de las partes interesadas debería integrarse en los planes de gestión.

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